Publicado en el diario digital enTomelloso 18/11/2013
Hace unos días que mi amiga
Isabel me regalaba “la vida es un regalo” de la fallecida María de Villota. Han
bastado cuatro ratos por las noches para leerlo de principio a fin. Es un libro
que engancha, de los que podrías leer del tirón si dispusieras de unas horas.
Isabel es una amiga peregrina,
nos conocimos el verano pasado haciendo el Camino del Norte con la Diócesis de
Ciudad Real, y desde entonces, somos compañeras de Camino, y de la vida, que es
el gran Camino. A Isabel, como al resto de mi entorno más cercano, ha debido
preocuparle mi estrés de las últimas semanas y, con acierto, me ha hecho llegar
este hermoso libro. Gracias Isabel.
Desde el comienzo, desde la
primera frase, se percibe cómo la autora, más que escribir, se propone ir
dejando su testamento en cada letra…
“Yo era piloto. Corría mucho, a gran
velocidad. Tan rápido que apenas calaban en mi las gotas de las miserias de la
vida…”
Es extraña la sensación de subirse al coche de María y recorrer
cada una de sus hojas. En esta historia es el lector el que conduce con
ventaja, conociendo su final, final que ignora la escritora, o quizá no tanto.
María va desgranando su vida en
pequeñas piezas que un accidente aquilata. Con mucha sencillez y limitándose a
contar su vida, va transmitiendo que la vida siempre es un regalo, pese a los
“accidentes” que, sin piedad, alteran nuestros planes.
“Accidentes” hay tantos como historias personales (una
enfermedad, falta de trabajo, un desahucio, pobreza…), y cabría hacer una reflexión
de esta lectura desde el fracaso de la
muerte, quien, aparentemente juega a tener la última palabra justo antes de ver
la luz el libro. Sin embargo, me atrevo a pensar que la misión de María no era
sobrevivir a su accidente sino contarnos que después de la caída uno puede
“dejarse morir” o luchar por “vivirse”.
Si algo he sentido con su lectura
ha sido una paz inmensa, la paz que regala quien ha pedido una prórroga a la
muerte para gritar fuerte que merece la pena agradecer la vida.
Me queda grande eso de ir recomendando
libros, pero aún así, creo que merece la pena leerlo. Es ágil y toca muy
directamente al corazón…
“¡Parad! Parad en seco como si un accidente
ocurriera en vuestra vida.
(…)
Y decide.
Decide si quieres solo llegar o pasear este
increíble camino”
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