Como me descuide se resbalan las letras de
febrero y lo dejo en blanco.... como la nieve de hoy, como ese cielo roto a las
ocho que iluminaba copos…. Los milagros existen y hoy a la ocho lucía y
resplandecía la noche oscura iluminada con la blanca nieve que caía.
En momentos así, una se siente todavía más chiquitina y con el
corazón aún más agradecido, quién tenía que servir, sirvió, y se puso a los
pies del hombre, como el Señor, y supo vivir dando cuenta qué sólo era un mediador,
uno más en la Viña.
Le llamamos Pontífice y resulta qué ser Pontífice no es sino ser puente que une un lado con el otro, que se pisa,
que se usa, que se cruza.
Con el corazón agradecido y recordando aquella noche de
tormenta en Cuatro Vientos, cuando la incertidumbre y el temor se adueñaban de
nosotros, la confianza y las palabras de Benedicto nos trajeron la paz y al final…. Hasta los
cielos se calmaron, hemos vivido una aventura juntos, esta vigilia quedará
como una experiencia inolvidable en vuestras vidas.
¡Qué bien ha sabido estar, qué bien ha sabido no estar!
¡Qué lección de vida!
Quiero aprender a estar de paso.
A no tomar nada en propiedad,
A caminar procurando que mis huellas no dañen el sendero y
se borren pronto para que no confundan a nadie.
Quiero aprender a estar de paso.
A admirar despacio,
A vivir cómo si mañana no estuviera, quiero actuar sin ensayos, como si la
representación fuera única y también, la última.
Quiero aprender a estar de paso.
A no almacenar más
allá de mis recuerdos.
A hacer las cosas como si fueran un regalo para otros.
Quiero aprender a estar de paso.
A llevar poco equipaje,
A no guardarme, ni esconderé, a no dosificarme,
Quiero darme como si mañana fuera tarde.
Quiero aprender a estar de paso,
A mirar siempre desde lo más alto.
Para que no me haga daño lo que desde abajo, amenaza con
romperme.
Quiero dejar de tener miedo,
Quiero mirar en infinito, quiero….
Quiero aprender a estar de paso.
(Con está canción ya acabé una vez.... pero, hoy no puede ser otra)