Hoy yo debía estar en los Juzgados de Toledo, pero como las cosas de palacio van despacio, el juicio por mi despido improcedente y el de otros de
una empresa pública de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, va a celebrarse otro día.
Si hubiera de hacer caso a la prensa y a los medios en el
último año, una no sabría si pedir justicia o pedir perdón. Porque si en algo
se ha puesto de acuerdo la opinión pública, ha sido en señalar como nocivas a las empresas públicas, fundaciones, entes y demás cuyo afrentivo capital lleva el apellido de "público".
La única verdad es que los unos y los otros las
crearon, y por cienes (que digo cienes ¡miles!). Y ahora, los otros y los unos, las repudian, y dicen
de ellas, ser la causa de la obesidad mórbida del sector público de este país. Y
a lo mejor llevan razón. Si es así, que no escatimen en
tijeras de podar y si es preciso: ¡me alzo mártir por España!, pues no seré yo la que
impida la salvación de nuestra economía.
Así las cosas, que no pierdan un
minuto y acaben ya con todas, sin olvidar sus directivos y miembros de
Consejos de Administración, que algunos aguantan cargo, aunque no exista ni la empresa, bajo supuestos blindajes, que más que blindajes parecen pactos con el mismisimo diablo.
Sea como fuere y refiriéndome al personal por ellas contratado, que es de lo que sé; lo cierto es que quienes en ellas hemos trabajado damos fe que así lo hicimos: lo de trabajar, digo. Y que accedimos a nuestro puesto tras un largo proceso de selección público (accesible a todo el que reuniendo los requisitos quisiera hacerlo), fase de valoración de méritos, fase de examen y fase de entrevistas personales con tribunal de carácter plural, compuesto por representantes de la Administración y Sindicatos, entre otros.
Pero ahora debe ser que toca "lapidar" y muchos se alzan en contra de los empleados de empresas publicas porque algún
interesadillo, a lo mejor incluso temiendo éste por su puesto de trabajo, ha debido ir diciendo que son el panal de los contratados a dedo.
A ver, que Dedocracia, haberla, pues probablemente “hayla”, pues ya sabemos lo que pasa con las meigas... Y ya se habrán cuidado de hacerlo bueno sin levantar sospecha. Yo si tuviera que buscar, buscaría siempre entre los puestos mejor retribuidos, porque ya se sabe que las meigas, cuando dicen a manifestarse, lo hacen por todo lo alto y en Aquelarre. Aún así, y aunque todos creamos poder poner colorao a alguien "que dicen" ha sido puesto a dedo, yo creo que no es elegante ir señalando. Qué hagan este trabajo quienes les compete hacerlo y tienen los mecanismos para estos menesteres (pero que lo hagan).
"El Aquelarre" Francisco de Goya
Yo para tranquilidad de los lapidadores, tengo que decir que si las contrataciones del "personal raso" de estas empresas se hubieran hecho atendendiendo a la afinidad politica con el que tocaba gobernar, ni me
hubieran contratado los unos, ni me hubieran echado los otros.
¿Qué dirán de tí, empresa pública, el día que la historia te cuente? ya lo dice el refrán y según la cultura popular todos los refranes trabajan: “entre
todos la mataron y ella sóla se murió”
Quedo en espera de que fijen nueva fecha del juicio para contar el final de esta historia, si es que para entonces queda empresa pública alguna que llevar a juicio.